Legado y división del imperio

Legado y división del imperio
A la muerte de Alejandro quedaron ciertos personajes como familiares y herederos como su madre Olimpia, su esposa Roxana, su hijo Alejandro, su amante Barsine y su hijo Heracles, personajes que fueron víctimas mortales del odio del despiadado y ambicioso Casandro, su sucesor en el poder, y su probable asesino, asunto éste que, según ciertos historiadores, no se debe juzgar con la óptica actual, sino con la de aquellos tiempos.

Dichos personajes eran Filipo Arrideo (que llegó a ser por poco tiempo Filipo III de Macedonia), hijo de Filipo II y hermanastro de Alejandro, más su esposa Eurídice (joven macedonia, mandada asesinar por Olimpia de Epiro después de la muerte de Filipo Arrideo). Roxana, princesa bactriano-persa viuda de Alejandro, embarazada; fue su última esposa, mandada asesinar por Casandro. Más tarde nació su hijo llamado también Alejandro, que llegó a ser Alejandro IV por poco tiempo, pues a los 13 años fue también asesinado por orden de Casandro. Había asimismo dos viudas más de Alejandro, hijas del rey Darío, Barsine-Estatira (su primera esposa con quien concibió un hijo, cuyo embarazo no llegó a término) y su hermana Parisatis. Aquí ocurre una paradoja, pues la primera mujer con la que Alejandro mantuvo una relación se llamaba también Barsine. Era esposa de Memnón de Rodas, mercenario griego que luchaba por Darío. Se dice que tuvo al primogénito de Alejandro, Heracles, aunque muchos argumentan que se trataba de una argucia para conseguir poder y que Heracles no era vástago del Magno. De todas formas, tanto ella como su hijo fueron mandados asesinar por Casandro en el 309 a. C.

En el transcurso de unos pocos años, no quedó ningún miembro de la familia de Alejandro Magno. El reino también sufrió grandes divisiones a causa de disputas entre los generales más cercanos a Alejandro. Muchos trataron de mantener el imperio unido pero bajo su mando, lo que generó una sucesión de batallas y campañas que derivaron en la división en varios reinos independientes que fundaron sus dinastías.

Dinastía Ptolemaica: Ptolomeo estuvo desde un primer momento en Egipto y se mantuvo aislado y estable desde el principio.
Dinastía Antigónida: con centro en Macedonia y con el hijo de Antígono Monoftalmo, Demetrio como rey; esta dinastía conquistó su reino a Casandro y ocupó también Grecia.
Dinastía Seléucida: Con base en Babilonia y Siria, Seleuco dominó después un territorio más amplio, ya que se adueñó de Asia que estaba en poder de Antígono.
Lisímaco obtuvo Tracia y Asia Menor pero no logró una sucesión.